Rechazo del laicismo, desde el feminismo islámico
Frente a la corriente de las mujeres islamistas, el feminismo islámico se posiciona como una tercera vía, entre el feminismo laico, de influencia occidental y la concepción de la mujer dada por las islamistas. Tal vez sea la corriente más compleja y llena de matices, la que busca un Islam moderno adaptado a los nuevos tiempos.
Tercer congreso de Feminismo Islámico, Barcelona, 2008
Para empezar y muy brevemente, las bases del feminismo islámico se pueden resumir en los siguientes tres puntos:
1) Parte de la conciencia de que la mujer ha estado y sigue estando oprimida por su género, y trata de obtener la liberación de esta opresión y desarrollar una sociedad con más igualdad en que mejoren las relaciones entre hombre y mujer.
2) Sostiene que las interpretaciones islámicas existentes per se, sin ninguna otra vía o medio de pensamiento, son suficientes para defender los derechos de la mujer y consolidarlos.
3) Se basan en el Corán y en los hadices, pero argumentan que hay que hacer una nueva lectura de los textos sagrados, lejos de la oficial y tradicional, hecha por hombres en sociedades profundamente patriarcales. Es decir, proponen una relectura, una reinterpretación femenina y feminista de Corán y las tradiciones del profeta Mahoma.
Asma Lamrabet, médico marroquí y autora comprometida con la problemática de la mujer en el Islam (tiene una entrada en este Blog), cuenta su evolución: “cuando era joven era “bastante rebelde” respecto a un islam “escleroso en el que se permitía la opresión de las mujeres en nombre de la religión”. Asma no era practicante y se alineaba junto a la lucha feminista occidental que se apartaba de la religión. Quince años después lleva el velo y explica que el modelo laico de emancipación de las mujeres ha sido un fracaso en los países musulmanes, en los que se percibe como otra manifestación del colonialismo. “Nos guste o no, el islam es ineludible en nuestras sociedades”.
Por eso está convencida de que una “tercera vía” apoyándose en las referencias culturales musulmanas tiene más posibilidades de mejorar concretamente el destino de las mujeres, en los países musulmanes, que el feminismo radical que condena el islam como una religión opresora en sí.
No obstante, por otro lado, las feministas islámicas tratan de armonizar y buscar los puntos en común entre las interpretaciones islámicas y los principios de derechos humanos, manteniendo que no son excluyentes entre si. Muchas de ellas están orgullosas de ser consideradas feministas, o al menos no tienen problemas con el término, en tanto en cuanto describe sus principales objetivos. En palabras de Tahani EI-Gebédi, destacada abogada y feminista egipcia:
"No veo ninguna contradicción entre el feminismo y los derechos que el islam concede a la mujer. Una parte de nuestra tarea es asegurar que el islam no es lo que los islamistas dicen que es. Hemos de ofrecer una interpretación alternativa, moderna e ilustrada de la sharia que dé adecuadamente a la mujer sus derechos".
Por eso, las feministas islámicas se enfrentan a las mismas acusaciones de falta de autenticidad cultural que otros defensores de discursos laicos modernistas, lo que puede convertirse en una desventaja política cuando se enfrenta al discurso islamista, cada vez más dominante.
Cuestiones de género en el Corán
Tal vez lo más difícil de comprender sea esa búsqueda por parte de las feministas islámicas de una igualdad entre hombre y mujeres en el Corán, cuando, desde posicionamientos laicos, como defiende la autora iraní H. Moguissi, Islam y feminismo son dos conceptos incompatibles.
Por otro lado, desde el punto de vista de la tercera corriente, la de las mujeres islamistas la cuestión es clara. Ellas no hablan de igualdad de género sino de complementariedad. Los seres humanos son iguales ante Dios pero, biológicamente, hombres y mujeres son distintos y cada uno cumple funciones diferentes dentro de la pareja y en la sociedad. Por naturaleza el hombre tiene el predominio de la razón y la mujer el de la emotividad, el hombre piensa más en el sexo mientras que la mujer vive más para el amor y el afecto, etc. Así pues, la presencia de la mujer en el ámbito privado y público esté mediatizada y condicionada a esa idea de “lo natural”. La mujer es, ante todo, esposa y madre y su papel en la familia es esencial.
Es curioso que esta mentalidad va más allá del ámbito de las corrientes islamistas. En el libro de Buthaina Shaaban, ministra siria candidata al premio novel de la paz, titulado Mujeres árabes hablan de sus vidas, en el que recoge entrevistas con mujeres sirias, libanesas y palestinas, muchas de ellas comparten la idea de que la característica más importante que define a la mujer árabe es la de ser garante de la estabilidad y el bienestar de la familia, a través de la satisfacción del marido y de la crianza y educación de los hijos. Es una mujer abnegada. Frente a ella, la mujer occidental es egoísta, tiene más libertad personal pero está perdida por haber perdido el concepto de la familia. De esta forma, reflejan el convencimiento de que el ámbito propio de la mujer es el familiar, el privado mientras que el público es el espacio del hombre. La mujer adquiere un protagonismo social pero siempre complementario y en su ideario no cabe el anteponer el trabajo con afán de lucro y promoción social al matrimonio, los hijos y su educación.
Mujeres árabes hablan de sus vidas, ed. Legado Andalusí, Granada, 2003 (1ª ed. inglesa, 1988).
[continuará]
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