Adéntrate y descubre la historia y la cultura árabe e islámica.


sábado, 20 de junio de 2009

Chicago (reseña)



Chicago es la segunda novela del escritor egipcio Alaa Al Aswany, autor de El edificio Yacobián. Su primera novela alcanzó un gran éxito en Egipto y fue traducida a varios idiomas, entre ellos al castellano. También fue llevada al cine por el director egipcio Marwan Hamed. Y es una estupenda adaptación que os recomendamos [véase reseña de El edificio Yacobián en este blog]. Chicago ha seguido los pasos de El edificio Yacobián y, tras su enorme éxito de ventas en su país natal, ha sido traducida también a distinto idiomas. En español se ha publicado este año en la editorial Maeva y ha sido traducida por Álvaro Abella.
Al Aswany escribe en un árabe moderno fácil de leer, sin grandes complicaciones de estilo ni de vocabulario y bastante accesible para alumnos de últimos cursos de árabe. No utiliza ni el vocabulario ni las estructuras, mucho más clásicas, de grandes escritores egipcios como Yusuf Idris o Naguib Mahfuz. A pesar de hacer bastante uso del diálogo, no escribe en dialecto egipcio, a diferencia de Khaled al Khamissi, autor de Taxi, libro anteriormente comentado en Araboislámica.
Esta vez, como su título indica, las distintas tramas entrecruzadas, se sitúan en la ciudad de Chicago. La novela comienza con bosquejo histórico de la ciudad para después pasar a tratar de una de las protagonistas, Shaimaa Mohamady, que, tras conseguir una beca para ir a estudiar a la Universidad de Illinois “llegó de Tanta a Chicago así, de golpe y porrazo, sin preámbulos ni preparación, como quien se tira al mar con la ropa puesta y sin saber nadar” (p. 11). Allí conoce a otros egipcios becarios como ella y Al Aswany va introduciendo, poco a poco, a otros egipcios asentados en Chicago y nos introduce en sus problemas, frustraciones, esperanzas y la relación que guardan tanto con Estados Unidos como con su país de origen, Egipto.

Al igual que el Edificio Yacobián, en la novela nos encontramos diversos personajes, siendo difícil destacar a uno como protagonista principal por encima de otros. Los personajes no son caracterizados con gran profundidad sino que responden a tipos determinados: el político corrupto, el fundamentalista hipócrita y trepa, el extremista de izquierdas muy crítico con el gobierno egipcio, el cristiano copto igualmente crítico con el gobierno egipcio, etc. Cada uno de ellos plantea cuestiones que se refieren más a corrientes ideológicas, políticas o religiosas que a personas de carne y hueso.



La finalidad de la novela es clara, abrir los ojos al lector medio y educarlo. Se plantea el tema de la drogadicción en una chica joven y los modos que los padres deben prevenirla o luchar contra ella. Se habla de la satisfacción sexual de la mujer y de los modos de conseguirla. Se trata abiertamente de la tortura en Egipto, de la corrupción política, de la discriminación a la minoría copta, de la relación entre un árabe y una judía, etc.
El más claramente educativo es el de los modos de satisfacción femenina. Es el capítulo 27 en el que Chris, una americana casada con un egipcio pero con problemas matrimoniales, se decide a entrar en un Sex shop para comprarse un vibrador. Casualmente, el establecimiento cuenta con una experta sexóloga que le informa sobre la diferencia entre orgasmo clitoridiano y vaginal, el punto G y las excelencias de los vibradores, sobre todo, como liberadores para la mujer de la dependencia de un hombre en la obtención de placer. Todo un alegato feminista defendido por este más que atrevido escritor egipcio.

Sin embargo, los personajes femeninos que aparecen no son felices. No logran lo que quieren y, en último término, Al Aswany relata relaciones de pareja insatisfactorias, debido a los condicionantes culturales y a las convenciones sociales.
La ironía se mezcla con la crítica social como en el pasaje siguiente en el que Salah, un egipcio asentado en Chicago, consigue localizar y hablar por teléfono con su antigua amiga-novia, a la que nunca volvió a ver pero que no había olvidado.

“-¿Salah? ¡No puede ser! ¿Eres tú?- a pesar del paso del tiempo, su voz todavía conservaba la ternura de antaño.
- ¿Te llamo en un mal momento? No quiero molestarte si tienes trabajo.
- Salah, soy funcionaria del Gobierno egipcio. Nuestra tarea se limita a estar en la oficina, nada más. Siempre tenemos tiempo libre.

Salah le preguntó cómo estaban las cosas en Egipto.
-Egipto está peor que nunca, Salah –le respondió consternada-… No hay democracia, y no nos hemos librado del subdesarrollo, la ignorancia y la corrupción. Todo va a peor. Las ideas reaccionarias se extienden como una plaga. Imagínate, en mi departamento trabajan cincuenta funcionarias. ¿Te quieres creer que yo soy la única musulmana que no lleva velo?
- ¿Cómo ha podido cambiar tanto el país?
-La represión, la pobreza, las injusticias, la falta de esperanza en el futuro… En realidad, lo que está viviendo el país no es una verdadera religiosidad, sino una depresión generalizada que se manifiesta a través de un extraño exhibicionismo religioso.” (pp. 279-280, cap. 32)


La novela no tiene un final cerrado, es decir, no todas las historias abiertas se cierran, dado el número de personajes. No obstante, las que lo hacen no son optimistas. Reflejan la idea de que la presión del aparato estatal, la corrupción y los intereses político-económicos dominan al individuo y su vida y que no es posible escapar de esas redes.



Imágenes: 1)Portada del original árabe de Chicago, 2)Fotograma de la película, con el gran actor Adel Imam, 3) Campus universitario de Illinois, 4)Portada de la versión inglesa de Chicago, 5) Ciudad de Chicago, 6) Portada de la versión española de Chicago, 7) Alaa Al Aswany.

martes, 2 de junio de 2009

La mujer de junio: Asma Lamrabet



Asma Lamrabet, médico marroquí y autora comprometida con la problemática de la mujer en el Islam, es una representante del feminismo islámico, corriente cada vez más extendida entre las mujeres musulmanas. El llamado feminismo islámico se posiciona como una tercera vía, entre el feminismo laico, de influencia occidental y la concepción de la mujer dada por las islamistas. Tal vez sea la corriente más compleja y llena de matices, la que busca un Islam moderno adaptado a los nuevos tiempos.

Muy brevemente, las bases del feminismo islámico se pueden resumir en los siguientes tres puntos:

1) Parte de la conciencia de que la mujer ha estado y sigue estando oprimida por su género, y trata de obtener la liberación de esta opresión y desarrollar una sociedad con más igualdad en que mejoren las relaciones entre hombre y mujer.
2) Sostiene que las interpretaciones islámicas existentes per se, sin ninguna otra vía o medio de pensamiento, son suficientes para defender los derechos de la mujer y consolidarlos.
3) Se basa en el Corán y en los hadices pero argumentan que hay que hacer una nueva lectura de los textos sagrados, lejos de la oficial y tradicional, hecha por hombres en sociedades profundamente patriarcales. Es decir, proponen una relectura, una reinterpretación femenina y feminista de Corán y las tradiciones del profeta Mahoma.

Asma Lamrabet nació en Rabat (Marruecos). Vivió algunos años en Barcelona, donde su marido fue cónsul de Marruecos y ella hizo prácticas de medicina en el Hospital de la Vall d´Hebron. También residió en Canadá donde escribió, en colaboración con otros autores el libro Québécois et musulmans main dans la main pour la paix (ed. Lancôt). Actualmente es una eminente hematóloga en el Hospital Universitario Ibn Sina en su ciudad natal.

Ha dedicado diversos artículos y libros al tema del Islam y la mujer. Es autora de: Aisha au l´Islam au féminin (Tawhid, 2003), publicado en castellano en 2009, y Le Corán et les femmes: une lecture de libération (2007, traducido al catalán (2009, ed. Abadia Editors). Su afán es reinterpretar las fuentes y las figuras más relevantes del Islam original desde una perspectiva femenina y feminista.





Asma Lamranet cuenta su evolución personal: “cuando era joven era “bastante rebelde” respecto a un islam “escleroso en el que se permitía la opresión de las mujeres en nombre de la religión”. Asma no era practicante y se alineaba junto a la lucha feminista occidental que se apartaba de la religión. Quince años después lleva el velo y explica que el modelo laico de emancipación de las mujeres ha sido un fracaso en los países musulmanes, en los que se percibe como otra manifestación del colonialismo. “Nos guste o no, el islam es ineludible en nuestras sociedades”.

Por eso está convencida de que una “tercera vía” apoyándose en las referencias culturales musulmanas tiene más posibilidades de mejorar concretamente el destino de las mujeres, en los países musulmanes, que el feminismo de corte occidental, que considera radical, que condena el islam como una religión opresora en sí misma.

Dice Asma Lamrabet: “es necesario destacar, actualmente, la emergencia de una verdadera conciencia femenina musulmana que, aun contestando al orden social tradicional, intenta compaginar el aporte positivo de un universo occidental que es fuente de saber, progreso y derechos con un referente espiritual y cultural revivificado y contextualizado”, en “La problématique de la femme musulmane au centre du dialogue des cultures”.

Es presidenta de GIERFI (Groupe International d´Etude et de reflexion sur la femma en Islam). Ella lo define como “un grupo de mujeres de orígenes muy diferentes, tanto geográficamente como culturalmente, que quieren promover una pensamiento alternativo sobre la cuestión de las mujeres en el Islam”. Su objetivo es elaborar nuevas reflexiones y estimular ideas para responder a los diferentes desafíos a que se enfrentan las mujeres musulmanas en los debates contemporáneos socio-políticos o religiosos por todo el mundo.

Si quieres saber más de Asma Lamrabet puedes consultar su página web personal: http://www.asma-lamrabet.com y la de la asociación: www.gierfi.com

lunes, 1 de junio de 2009

Tawfiq al-Hakim


Tawfiq al-Hakim


Es uno de los más grandes novelistas y dramaturgos egipcios del siglo XX. Nació en el año 1898 en el seno de una familia acomodada de Alejandría, aunque algunos investigadores desplazan su fecha de nacimiento al año 1902. Su padre trabajó en la administración del Ministerio de Justicia de la provincia de al-Buhayra. Se trasladó a El Cairo para seguir con sus estudios de bachillerato después de haber terminado sus estudios de primaria y secundaria en al-Buhayra. En 1921 terminó sus estudios de bachillerato y, siguiendo los consejos de su padre, ingresó en la facultad de derecho. Cuatro años más tarde terminó su carrera y empezó a trabajar en un bufete, pero su padre quiso que siguiera con sus estudios y obtener el doctorado, por lo que le consiguió una beca de estudios en Francia.
Tawfiq al Hakim junto a Nagib Mahfuz

Al-Hakim viajó a París, donde permaneció tres años. Allí entró en contacto con el mundo literario europeo, más preocupado por su segunda vocación, la literatura, que por los estudios jurídicos, lo que finalmente desembocó en que su padre le mandase de vuelta a Egipto. En 1928, empezó a trabajar para el Ministerio de Justicia como ayudante de la fiscalía en unos pueblos rurales de la provincia de Tanta, experiencia que dió lugar a su obra maestra de 1937, Diario de un fiscal rural[1], novela autobiográfica en la que un joven fiscal suplente se enfrenta a un mundo campesino. Escrita con un humor especial que no retrocede ante el horror, es al mismo tiempo una crónica de denuncia social, una crítica irónica del funcionamiento de la justicia y una reflexión sobre la eterna miseria del campesino egipcio, hundido en la pobreza y víctima de todos los regímenes que se han sucedido en el poder. Durante el periodo que ejerció como fiscal hasta 1934 no abandonó sus aficiones literarias y en 1933 publicó El alma reencontrada,[2] novela dedicada al renacer del nacionalismo egipcio, donde vaticinaba la llegada de un líder carismático que llevaría a la nación hacia la libertad; por esta novela Naser consideraría a Tawfiq al-Hakim como el padre espiritual de la revolución de julio de 1952. Algunos críticos resaltan su realismo costumbrista, teñido de cierto pesimismo, junto con su formación francesa, de la que se destaca la influencia del simbolismo de Maeterlinck. Esto ha hecho que algunos, seguramente con mejor voluntad que acierto, le consideren el Flaubert egipcio. Una de sus características más reconocibles es su capacidad para inspirarse y trabajar con varias fuentes de distinto origen. De la herencia arabo-islámica extrajo temas como el de Sherezade, escrita en 1934[3] e inspirada en uno de los cuentos de Las Mil y Una Noches, mientras que en el Corán encontró el tema de una de sus obras teatrales más conocida, La gente de la caverna,[4] que salió a la luz el año 1933, y en donde presenta el problema del hombre con el tiempo exponiendo el problema sicológico y sociológico de cómo enfrentarse al presente con una mentalidad del pasado. Por otro lado, Tawfiq al-Hakim es un hombre profundamente preocupado por los temas de su tiempo, con una predilección por la mitología como instrumento literario que, con una sabia reactualización, le sirve de lente de aumento para mostrar problemas actuales. Así ocurre en su drama Salomón el mago, publicado en 1943, en el que un hombre llega a dominar las fuerzas oscuras de la naturaleza en su propio provecho, escrita sobre la plantilla del Salomón islámico, dominador de los genios, o en Edipo rey, escrita en 1949, moldeada sobre el mito griego, que muestra la angustia irreparable del ser humano ante su destino.[5]

De la herencia egipcia faraónica destila el autor la obra teatral “Isis”, escrita en 1955[6] . En ella, según palabras del propio Tawfiq al-Hakim, “No pretendemos… dibujar la vida cotidiana de los egipcios antiguos ni exponer sus creencias, sino resaltar, de una forma nueva y humana, los personajes de una epopeya y mostrar su significado de un modo comprensible para todas las épocas, y en especial para la época moderna”.












[1]Tawfiq al Hakim,Yawmiyyat na´ib fi-l- aryaf, El Cairo: al-Hay´a al-Misriyya al-Amma li-l-Kitab, 1995. Existe una maravillosa traducción al castellano de Emilio García Gómez: Diario de un fiscal rural, Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1955.
[2] Tawfiq al Hakim, Awdat al-Ruh, El Cairo: Maktabat Misr, 1988.
[3] Tawfiq al Hakim, Shahrazad, El Cairo: Maktabat Misr, 1988. Véase la no menos excelente versión española de Pedro Martínez Montávez: Shehrezada: poema dramático en siete cuadros, Tawfiq Al-Hakim; versión y estudio de Pedro Martínez Montávez, Madrid: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 1977.
[4] Tawfiq al-Hakim, Ahl al-Kahf, El Cairo: Maktabat Misr, 1988. Véase Tawfiq al-Hakim, Teatro: La gente de la caverna y tres piezas en un acto: la casa de las hormigas, De la noche a la mañana, El canto de la muerte, Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1963.

[5]Tawfiq al-Hakim, Al-Malik Adib, El Cairo: Maktabat al -Adab, 1991.
[6] Tawfiq al-Hakim, Izis, El Cairo: Dar Misr li-l-Tiba´a, 1988. Traducida al castellano por Hany El Erian, Madrid: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid, 2008.

Visitas

Avisos Clasificados Buenos AiresTurismo OnlineAvisos Clasificados Gratis en Brasil