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miércoles, 21 de abril de 2010

Mujer y familia en las sociedades árabes actuales



El libro Mujer y familia en las sociedades árabes pretende, según indica en la introducción Gema Martín Muñoz, Directora general de Casa Árabe, y coordinadora del libro junto a Sophie Bessis, el estudio de las diversas realidades de las mujeres en países árabes e islámicos (Marruecos, Argelia, Libia, Mauritania, Túnez, el Mashriq, Arabia Saudí, Palestina, Siria) constatando en todos ellos procesos de evolución y transformación si bien a distintos ritmos. Las relaciones familiares están cambiando así como el papel de las mujeres y su relación con los hombres.
Cuatro de los nueve capítulos en los que se estructura el libro están dedicados a los países del Magreb.



Hablaré aquí del primero y del noveno, los cuales me llaman especialmente la atención:
El primero titulado: Familias y relaciones de género en el Magreb.

Las autoras de este capítulo Thérèse Locoh y Zahia Ouadad-Bedidi abordan los cambios en las relaciones de género y familiares en los países del Magreb, especialmente del “pequeño” Magreb por ofrecer más datos. Así, a partir del estudio de trabajos estadísticos y de encuestas sociológicas dan cuenta de algunas transformaciones importantes:
1. Descenso demográfico radical : en Marruecos se ha pasado de 7 hijos de media por mujer en la década de los sesenta a algo más de 2 hijos por mujer en la actualidad; en Túnez , menos de 2 hijos por mujer, en Libia, 3. Y un caso aparte es Mauritania , con 4,7 hijos de media en 2001. Ello implica nuevos modos de vida familiar y nuevas orientaciones económicas, sociales y políticas.
2. Transformación radical de la edad de contraer matrimonio en una sola generación (en Túnez las mujeres se casan como media a los 30,7 años en 2006, en Libia a los 29 en 1995, en Marruecos a los 26 en 2004) que implica un celibato más prolongado, el uso de los anticonceptivos, disminución de la descendencia, más tiempo para los estudios también para las mujeres,…


Estos cambios cuestionan los modelos tradicionales familiares y las normas en vigor y, por tanto, también el modelo patriarcal establecido. Cambian las relaciones entre hombres y mujeres, las relaciones intergeneracionales y las formas de vida conyugal y familiar. El relevante aumento de la formación escolar de las mujeres y también de los hombres es un factor importante, junto con los antes citados, que está transformando las relaciones de género.

Al final de este capítulo se señalan nuevos desafíos para las sociedades del Magreb. El mayor de ellos será el cuidado de las personas mayores que con toda probabilidad seguirá recayendo en las mujeres. También el estatuto de los niños cambia en cuanto que son más escasos. Por otro lado, la vida afectiva de los jóvenes se ve afectada, especialmente de las chicas, en cuanto que deben abstenerse durante más tiempo de las relaciones sexuales (al menos teóricamente), que siguen estando prohibidas socialmente antes del matrimonio.
En definitiva, los roles tradicionalmente asignados a cada sexo dentro de la familia están inevitablemente cuestionados debido a la mayor escolarización

sobre todo de ellas pero también de ellos, a los cambios en la vida urbana, a los intercambios con los parientes y vecinos emigrados a Europa, a las influencias diversas que llegan a través de las cada vez más numerosas antenas parabólicas. Muchos optan por emigrar a sociedades que ofrecen más posibilidades, otros intentan cambiar las cosas desde dentro.

¿Evoluciones o revolución? , Es el titulo del noveno capitulo

“…el control de la sexualidad femenina es el lugar por excelencia donde se ejerce la autoridad patriarcal” (p.315)

“Sin embargo, el modelo tradicional legitimado por la instancia religiosa o por la referencia a las costumbres está amenazado por todas partes…Las transformaciones en curso conducen a procesos de individuación y de autonomización ineludibles que pueden constituir premisas peligrosas de la aparición colectiva de una conciencia ciudadana…Estas transformaciones anuncian (…) la promesa – o la amenaza- de una reivindicación global de libertad” (p.317)
Este proceso lo viven también muchas mujeres jóvenes educadas en Europa de origen magrebí. La educación escolar más allá de la familia y de la comunidad de origen permite este proceso de individuación propio.

Hay una constatación fundamental en este último capítulo del libro: el tema de las mujeres es clave en la evolución social y política de los países árabes. Todos los estados instrumentalizan a las mujeres y lo religioso para sus intereses políticos. Sin embargo, la evolución es imparable y la decisión sobre su estatuto es fundamental para delimitar y definir los distintos discursos políticos de los países árabes.

Las conclusiones a las que llegan Sophie Bessis ( fotografía derecha) y Gema Martín Muñoz son claras:

1) Los gobiernos de los estados árabes siguen siendo en mayor o menor medida “catastróficamente reaccionarios y patriarcales” sin embargo las sociedades árabes son dinámicas y reivindican cambios, si bien con distintos ritmos según las regiones. Esta distinción es importante en tanto que rompe con el carácter esencialista que ha atribuido tradicionalmente occidente al mundo árabe.
2) “Los hombres sienten que su poder está amenazado “porque las mujeres reivindican sus derechos y su participación plena en la sociedad. Esta situación es traumática para muchos hombres de ahí algunas reacciones misóginas. Hay una especie de “pánico identitario masculino”.
3) La batalla masculina está perdida si se resisten a los cambios. Tanto los poderes como las familias deberán adaptarse a los cambios de la condición de las mujeres y a su consideración como sujetos de derechos. Hay ya una transformación revolucionaria, que ellas afirman ser irreversible, en el espacio social y familiar árabes.


A pesar del tono esencialmente optimista del libro, especialmente de Gema Martín Muñoz ( fotográfia derecha), desde un punto de vista muy personal-el mío- los cambios no siempre son tan evidentes, al menos no se perciben en el día a día tanto como sería deseable. Por otra parte, el desencanto que supone para muchos jóvenes (mujeres y hombres) no atisbar la posibilidad de un empleo estable a pesar de estar mejor formados que las anteriores generaciones predispone a salir al exterior y buscar todo aquello que las sociedades magrebíes ofrecen todavía a muy pocos: empleo, igualdad de derechos, libertad,..


“Sophie Bessis y Gema Martín Muñoz (coords), Ediciones Bellaterra, Barcelona, 2010. Págs. 330”
(Continuará…)

martes, 20 de abril de 2010

Escuela abierta de feminismo

La tolerancia y la intolerancia.
La práctica de borrar las diferencias en juego en el diálogo
entre los países de las dos riveras del Mediterráneo denota, en relación al principio de
igualdad de derecho entre hombres y mujeres, una actitud que hace falta vislumbrar.
El ignorar, en nombre del «diálogo de las culturas», estas divergencias de fondo,
recubrirlas de argumentos consensuales y apaciguantes, es mostrar un desprecio hacia
los adelantos del feminismo en los países del Norte y las luchas que tienen lugar en
los países del Sur.
En este debate, es la toleracia lo que frecuentemente
evocamos para explicar esta actitud. No estamos contra la tolerancia, pero pensamos
que hay que limitar la tolerancia por lo intolerable. La tolerancia no puede aceptar
todo bajo el pretexto de que se trata de una cultura diferente. Hay que felicitarse de
que la tolerancia no haya atravesado las barreras contra ciertas prácticas, como la
pedofilia, la esclavitud y que lo prohibido de ellas conserve en la conciencia de los
europeos todo su peso, a pesar de las «prácticas culturales» que las mantienen en
ciertas regiones del mundo. Partiendo de este marco, la primera cuestión que tengo
ganas de plantear es ¿hace falta comprender que la libertad y la dignidad de las
mujeres no tiene el mismo peso en la conciencia europea que la esclavitud?

Fragmento extraído del articulo "Desafios para las mujeres de países arabe-islámicos" de Wassyla Tamzali, foto derecha.

viernes, 16 de abril de 2010

Amor sin nombre de Brian Whitaker (reseña)

Amor sin nombre es una obra sociológica escrita de una forma clara y entretenida que pretende inspirar un debate necesario sobre el tabú de la homosexualidad en los países árabes. En apenas 250 páginas Brian Withaker nos da una visión exhaustiva de la vida de los gays, las lesbianas y también de algunos transexuales en países como Líbano, Siria, Arabia Saudí o Egipto, a los que añade Irán como país islámico no árabe. El propio autor declara que este libro surge a partir de las detenciones de decenas de hombres a cargo de las autoridades egipcias en el famoso Queen Boat, una "discoteca flotante en el Nilo frecuentada por hombres a los que les gustan los hombres", como lo define el propio Withaker. La prensa árabe en pleno se volcó en el desafortunado suceso y lo utilizó para reafirmarse en los estereotipos que asocian la homosexualidad (término que no tiene equivalente genérico en lengua árabe) con el consumo de drogas, el alcohol, el abuso de menores y la perversión, entre otras acusaciones.


A lo largo de esta obra que gira en torno a los testimonios de diferentes gays y lesbianas que viven o han vivido en países árabes se nos presentan temas como el honor familiar, las persecuciones y la extorsión policial, el suicidio, los crímenes de odio, el desafío de la visibilidad, el tratamiento de las imágenes por parte de los medios de comunicación, la literatura, la novela árabe, las películas y sobre todo internet, que es la forma mayoritaria de acceso a una gran cantidad de información sobre la forma de conducir y afrontar su orientación sexual, aunque muchas de ellas han sido cerradas por comisiones creadas especialmente para la protección de la moral cibernética.

Aunque algunas sobreviven con éxito, páginas similares a http://www.gaymiddleeast.com/ ofrecen la oportunidad de establecer contactos entre homosexuales que de otra manera les parecería casi imposible; Egipto, a pesar de no tener una ley concreta, es conocido por la crueldad de sus interrogatorios y el número de detenciones, por otra parte, el caso paradójico es el de Líbano que condena las relaciones entre personas del mismo sexo y, en cambio, en la misma Beirut podemos encontrar la sede de la asociaciación Helem http://www.helem.net/ en cuya fachada ondea una bandera con los colores del arco iris confeccionada a mano por uno de sus activistas.


A pesar de la actitud obstruccionista no solo de los gobiernos árabes o islámicos sino también de las autoridades cristianas y judías ortodoxas, especialmente en la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, hay razones para la esperanza en todo el mundo y los argumentos que hoy se escuchan en estos países son similares a los que se escucharon (y se escuchan) en occidente hace cincuenta años. Cabe recordar que el recorrido histórico de los movimientos que luchan por la diversidad étnica (abolición de la esclavitud) y los feminismos es mucho más extenso en occidente, sabemos que ambos han sido un factor importante para la apertura de la Iglesia acerca de la discusión sobre la homosexualidad en la actualidad (destaca el caso de los católicos quáqueros o Sociedad Religiosa de los amigos (http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_Religiosa_de_los_Amigos )
Finalmente, Brian Whitaker cierra el libro abriendo el debate que él mismo promueve en base a una reforma preventiva de la política, la economía y la sociedad árabe. Afirma que la única forma de evitar una fitna es reconocer las diferencias (www.thorwaproject.com) y que, de hecho, los gobiernos no pueden seguir manteniéndose en una actitud aislacionista porque de hecho están en contacto con muchos y distintos puntos de vista que dan lugar a debates nuevos a los que deben enfrentarse a riesgo de que se produzca dicha crisis o fitna social. Así pues abre la discusión planteando la diversidad sexual no como un problema en los países árabes y/o islámicos sino como una realidad que existe, que siempre ha existido y que necesita afrontar un debate desligado de cualquier imposición cultural, interpretación legalista del Corán o de un gobierno autoritario que mezcle los asuntos de política exterior con la libertad sexual, un asunto pendiente aún en todo el mundo.


ISBN: 978-84-88052-50-6
Editorial: Egales
Fecha de edición: Noviembre 07
Páginas: 240

jueves, 15 de abril de 2010

Encantadores de serpientes en El Cario del siglo XIX.



Muchos de los escritores que visitaron a Egipto en el siglo XIX han proporcionado relatos sorprendentes de una clase de hombres a los que se atribuye, como a los antiguos Psylli de Cirenaica, la posesión de un arte secreto al que se hace referencia en la Biblia, y que les permitía mantenerse a salvo de las mordeduras de las serpientes venenosas (vid. Sal. LVII1, 4,5; Ec. X, 11; Jer. VIII, 17). Comenta el escritor inglés Edward William Lane en su libro Manners and Customs of the Modern Egyptians (véase en este mismo Blog "Un apunte sobre Edward Lane y su pasión egipcia), que durante su estancia en Egipto en la primera mitad del siglo XIX, conoció a muchas personas, y de las más inteligentes de aquel pueblo, que condenaban a estos modernos Psylli afirmando que se trataba de impostores, pero no conoció a nadie que estuviese en condiciones de ofrecer una explicación satisfactoria de las más comunes e interesantes de sus actuaciones .



Un dibujo de Edward Lane de encantadores de serpientes en El Cario
En el año 1830.



Narra Lane con extraordinario estilo que muchos derviches rifais y saadis se ganan la vida, yendo de casa en casa expulsando a las serpientes mediante encantamientos. Algunas otras personas profesan este mismo arte, pero no son tan famosas. Los primeros viajan por cualquier parte de Egipto, y no les falta el trabajo, aunque sus ganancias apenas cubren sus más elementales necesidades. El encantador afirma descubrir, sin percepción visual (aunque es posible que lo haga por tener un olfato especial) si en una casa hay serpientes o no; si las hay, puede atraerlas, de la misma manera que hace el pajarero que, utilizando tan sólo la fascinación de su voz, lleva a los pájaros en su red. Como las serpientes buscan los rincones más oscuros a fin de esconderse, el encantador, en la mayoría de los casos, debe ejercitar sus habilidades en una habitación a oscuras porque, de esa manera, siempre puede sacar una serpiente de su pecho, llevarla hasta la gente que espera fuera, y afirmar que la ha encontrado en la vivienda, ya que nadie se aventurará a entrar con él después de que éste asegura que hay una serpiente en la habitación. Sin embargo, a veces se le hace actuar a la luz del día, rodeado de espectadores, y gentes incrédulas los han registrado e incluso desnudado, y a pesar de ello, su éxito ha sido completo. Suele asumir un cierto aire de misterio, golpea las paredes con una rama corta de palmera, silba, hace un ruido de cloqueo con la lengua, y escupe en el suelo; luego añade: «Os conjuro por Dios, si estáis arriba o si estáis abajo, que salgáis. Os conjuro por el más grande Nombre, si sois obedientes, ¡morid! ¡morid! ¡morid!» La serpiente generalmente se ve desalojada de alguna grieta de la pared por su bastón, o se descuelga del techo de la habitación.




También afirma Lane que a menudo ha escuchado que el encantador de serpientes, antes de entrar en una casa en la que debe poner en práctica su arte, emplea a un sirviente de la casa para que meta una o dos serpientes; sin embargo, explica Lane, que ha conocido casos en los que esto sería imposible, y se inclina a pensar que los derviches están realmente al corriente de algún medio físico para descubrir la presencia de serpientes sin necesidad de verlas, así como de atraerlas desde sus escondrijos. Es, sin embargo, un hecho bien comprobado, afirma Lane, que los más expertos de entre ellos no se atreven a llevar encima serpientes de tipo venenoso sin antes haberles extraído los colmillos ponzoñosos. Muchos de ellos esconden es¬corpiones, también, dentro del gorro, incluso sobre la cabeza afeitada, pero sin duda no lo hacen sin antes haberlos desposeído de su capacidad de herir, quizás simplemente despuntándoles el aguijón. No se olvida Lane de mencionar las famosas hazañas de los derviches, que consistentes en comer serpientes venenosas vivas, hazañas que se consideran actos religiosos.


* Edward William Lane, Manners and Customs of the Modern Egyptians, New York: Cosimo, Inc., 2005, 371. Sobre los viajes de Lane a Egipto y su descripción de las costumbres de los egipcios en el siglo XIX véase también su libro Description of Egypt, El Cairo: American Univ in Cairo Press, 2000.

domingo, 11 de abril de 2010

Une femme en colère. Lettre d´Alger aux Européens désabusés (reseña)



Wassyla Tamzali es una pensadora argelina, de madre española y de padre argelino, que murió asesinado en la guerra de la independencia argelina (24, 27-8). Ejerció como abogada en Argel y, a partir de 1980, y durante veinte años, dirigió el programa sobre la condición de las mujeres de la UNESCO. Ha trabajado mucho en favor de las prostitutas. Después regresó a Argelia. Tiene otro libro titulado "Une education algerienne", publicado también por Gallimard en 2007.



En su libro ella se declara de cultura musulmana, laica, librepensadora y feminista. Su identidad es conflictiva, excolonizada, que se ha ido forjando en las luchas de liberación, contra el enemigo, una lucha entre la pertenencia y el deseo de libertad.

“Envidio aquellos que viven en la ligereza del ser” (p. 30), escribe, ya que su propia identidad es un reto por el hecho de vivir la dualidad musulmán/laico-librepensador.

Respondiendo a la pregunta sobre su identidad declara también:

“soy del clan de aquellas mujeres y de aquellos hombres ávidos de libertad que, aunque pertenezcan a un país y a una historia, no dudan en entablar un combate contra la cultura, las tradiciones y los usos políticos de sus sociedades, cuando se oponen a esta libertad” (p. 34)

Pero añade que “Para ciertos de mis-amigos-europeos-intelectuales-de izquierda-en-su-mayoría” la respuesta [sobre mi identidad] es clara: yo soy un clon de la civilización occidental, un sub-producto, particularmente de Francia, cuya lengua utilizo.”



Esa identidad de “musulmana laica”, difícil de encasillar, le hace sentirse ignorada – a ella y a las que piensan o se definen como ella- en los debates identitarios:

“nuestra ausencia en el terreno de la identidad explica el lugar ganado por los movimientos religiosos que responden a la cuestión de la identidad y la convierten en base de sus reclutamientos.” (p. 39)


Su libro, tal y como dice el subtítulo es una carta, un alegato dirigido a los intelectuales de izquierda europeos, defensores de la idea de justicia e igualdad pero que ahora han pasado a defender un discurso culturalista y relativista, debido –según la autora- a un sentido de culpabilidad y por el desencanto reinante (74-5). Ella critica toda una serie de conceptos que tiene como base la idea de cultura como interculturalidad, multiculturalidad, mestizaje cultural y movimiento post-colonial.

Es decir, su misiva entra de lleno en el tema, tan de actualidad, del enfrentamiento entre los valores universalistas y los relativistas y la autora hace una defensa a ultranza de los primeros frente a los segundos.

“Nuestra época ya no es la del principio de igualdad en derechos de todos los seres humanos, y de todas las naciones grandes o pequeñas, sino la del descubrimiento de su identidad, de su cultura, cuyo sentido se deja a la apreciación de cada uno. Libertad-igualdad es un viejo eslogan que ya no tiene la capacidad de hacer avanzar la historia” (p. 46).

Constata, pues, una vuelta a una visión esencialista propia del post-orientalismo pero no comparte la idea, cada vez más extendida, de que la universalidad ha muerto. (p. 43, 64)



Veamos ahora, brevemente, sus ideas sobre cultura, feminismo y laicismo. A todo lo largo de la carta de Wassyla Tamzali el concepto de libertad está muy presente. Por ejemplo, en su definición de cultura: “La cultura –dice- es aquello que me permite no ser lo que soy” (p. 74). Es decir, un concepto abierto y libre de “cultura”, no concebida como las ataduras de las costumbres y tradiciones que determinan y esencializan, convirtiendo al ser humano en algo inalterable, siempre igual a sí mismo, que perpetúa una esencia inmutable. Mientras que del feminismo de una definición muy breve pero contundente: se trata de la libertad de la mujer de disponer de su propio cuerpo(115).

“Soy parte de esa corriente de pensamiento que considera que la única vía para la emancipación de las mujeres musulmanas es el feminismo laico y universalista” (p. 125).

Por eso critica en su misiva que la tolerancia en Francia se haya convertido en relativismo cultural. “En Francia, en España, en Italia, el tratamiento sexista de las mujeres es tolerado cuando es reivindicado y practicado por poblaciones venidas de otros lugares (p. 20).Pero es consciente de que “Estas sociedades(las árabes y musulmanas), a penas salidas de los años sombríos del colonialismo, se han lanzado al resentimiento hacia Occidente y hacia los valores occidentales, en particular el feminismo que se encuentra así en el corazón de la guerra de culturas” (p. 36).



La autora -ya que la religión ha invadido el espacio público- quiere situar el debate en el espacio público y político. Para ella el pensamiento feminista es primero un pensamiento político (p. 141).



Respecto al velo, lo considera una práctica de segregación sexista. La cultura del harén, extrapolada al espacio público. Además de contra el velo, Wassyla arremete contra el feminismo islámico: “¿Qué es el feminismo islámico sino el ejemplo de una impostura fundada sobre la utilización aberrante de la historia de las luchas de las mujeres?”(p. 115). Lo combate fervientemente y habla de la creación del Movimiento por la Igualdad (Musawah) que celebró su primer congreso en Malasia en 2009. Participaron 400 mujeres venidas de países musulmanes y de minorías musulmanas de todos los continentes. Se autodenominó así para tomar la necesaria distancia de la religión, a través de una denominación sin ninguna referencia identitaria ni comunitaria (p. 145)[Véase su página web: www.musawah.org].

Igualmente combate el islamismo, al que considera no un retorno a la tradición, como se suele decir, sino un fenómeno contemporáneo. Distingue el Islam de sus abuelos tolerante, tranquilo, tradicional, del politizado e instrumentalizado por los islamistas. Y ve de forma muy negativa cómo se van haciendo sitio en Europa, gracias al laicismo y la democracia (p. 88). Critica esa defensa que se hace desde Europa del “islamismo moderado”. Para ella no es moderado si no condena el crimen de apostasía, si no combate el hecho de que una musulmana no se pueda casar con un musulmán…(117). La laicidad va unida a la libertad de conciencia. Denuncia las maniobras del islamismo moderado cuyos seguidores se hacen pasar por demócratas y laicos pero que no lo son en absoluto(134). Pone como ejemplo significativo a Tariq Ramadan. Frente a estos, cita a los nuevos pensadores del Islam, que han ejercido y ejercen una crítica de la razón islámica, como el argelino Muhammad Arkoun o el tunecino Abdelmadjid Charfi, pero que no se pueden expresar en sus propios países o tienen que vivir fuera de ellos. Ella defiende recuperar el pensamiento islámico en lo que tiene de más innovador, de humanista.

Y voy a terminar con una cita más, que aparece ya al final de su libro y que expresa su malestar y el porqué de su escritura como “mujer enojada”:

“Y nosotras, feministas de países llamados árabo-islámicos, hoy innombradas por unos e innombrables por otros, expulsadas por los de nuestro lado como extranjeras e invisibles a vuestros ojos, estamos condenadas a la soledad (p. 147).

Wassyla Tamzaly, Une femme en colère. Lettre d´Alger aux Européens désabusés, París, Gallimard, 2009. [Una mujer airada. Carta desde Argel a los Europeos desilusionados]


El lunes 19 de Abril, a las 12 de la mañana en el Salón de Grados del Edificio C de Filología y Letras, tendremos el placer de contar con la presencia de la autora, que nos hablará de su libro y podremos preguntarle y debatir con ella sobre este tema tan interesante. La traducción consecutiva correrá a cargo de la traductora, intérprete y especialista en mediación social intercultural Naima Benaicha.

LA CONFERENCIA HA QUEDADO ANULADA PORQUE LA AUTORA NO PODRÁ LLEGAR A LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE DESDE PARÍS POR PROBLEMAS AÉREOS DEBIDO A LAS CENIZAS DEL VOLCÁN. PROBABLEMENTE VENDRÁ LA PRIMERA SEMANA DEL MES DE JUNIO. SE COLGARÁ LA INFORMACIÓN EN CASO DE SER ASÍ.

lunes, 5 de abril de 2010

Resumen y comentario de las ponencias del Seminario "Reinterpretaciones femeninas y feministas del Islam de hoy".

En este artículo trataremos de sintetizar las ideas que expusieron nuestros conferenciantes en el seminario Reinterpretaciones femeninas y feminista del Islam de hoy, organizado por el Área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante del 15 al 18 de marzo.

La primera mujer, feminista y musulmana, que vino a ofrecernos su experiencia y su conocimiento sobre los estudios de la mujer musulmana fue Asma Lamrabet. Médico marroquí y directora de GIERFI (Grupo Internacional de Estudios y Reflexión sobre la Mujer en el Islam). En su exposición argumentó las bases de la lucha por la igualdad entre sexos basándose en la restitución del concepto coránico de jilafa (sucesión o transmisión de la gestión del mundo, legado por Dios a los seres humanos) relacionado directamente con el de wilaya (la de la alianza espiritual y afectiva entre el hombre y la mujer que comparten la común creencia en Dios), es decir, defendió la construcción de un espacio político democrático enraizado en el compromiso y la responsabilidad que Dios otorgó a la humanidad por encima de cualquier criatura en la tierra, prefiriendo a hombres y mujeres a partes iguales para desempeñar este cargo (descartando así la traducción de jilafa como autoritarismo político y de wilaya como autoridad del hombre sobre la mujer).



Asma Lamrabet se apoya en el concepto de unicidad (nafs al-wahida) de la Creación a partir de la cual se establece la justicia social, imposible de alcanzar sin un gobierno político islámico que garantice la equidad y la protección de la umma (comunidad musulmana). Señala acertadamente que esta situación choca frontalmente con la aplicación de la ley islámica que hacen algunos países en la actualidad. Por ejemplo en Arabia Saudí.

Históricamente, en los primeros tiempos de la historia del islam, las mujeres participaron en procesos tan importantes como la Baya o acto de juramento (se trata de un pacto político entre la comunidad y el gobernante) y la Hégira junto al Profeta, pero la historia, masculina y patriarcal, se ha encargado de elidir sus nombres. Si el Corán anima a hombres y mujeres a participar utilizando un lenguaje que se dirige a ambos, la segregación por razón de sexo es contraria a la intención de la Revelación; por eso las feministas islámicas promueven la deconstrucción de actitudes como estas tomando como referencia el texto coránico y el estudio de los hadices del Profeta Muhammad.



Corán almorávide (s. XI)

Laure Rodriguez fue la siguiente mujer feminista y musulmana conversa en exponer el interesante punto de vista del feminismo islámico. La actual presidenta de la Unión de Mujeres Musulmanas de España (UMME) denunció el discurso elaborado desde los medios de comunicación hacia el Islam y expuso imágenes que hoy en día podemos ver constantemente en revistas y en internet que muestran un perfil sesgado de la mujer musulmana. A continuación pasó a valorar la representatividad de las mujeres en el Islam clásico y destacó los casos de mujeres tan relevantes como Hadiya, primera esposa del profeta Mahoma para la que él trabajó, Aisha, su esposa más joven, que tuvo un papel político y fue transmisora de muchos de los relatos sobre la vida y los hechos de Mahoma, Waraq, recitadora del Corán en público, o también Samra, primera muhtasib o supervisora de los mercados de la Historia, además de la autoridad y sabiduría de la reina Bilqis, la reina de Saba. Todas ellas fueron mujeres capacitadas, responsables de sus actos y libres de movimiento, por lo que deberían ser ejemplo de comportamiento para las mujeres de hoy en día en su escalada hacia el espacio público. Según Laure Rodriguez es el feminismo islámico el que debe deconstruir el discurso patriarcal y visibilizar a las mujeres musulmanas, además de fomentar el liderazgo femenino, pues el discurso construído tradicionalmente por los hombres establece relaciones de poder sujetas a la noción de la desigualdad de los sexos.

En tercer lugar Ndeye Andújar, directora de la página web, Webislam, expuso las bases del movimiento feminista islámico, emergente en la actualidad, y utilizó las palabras de Shirin Ebady –abogada iraní y activista por los Derechos Humanos, para afirmar que el feminismo islámico forma parte del feminismo global. Señaló el caso de Egipto como ejemplo de la instrumentalización del feminismo cuando una élite laica, afín a los nacionalismos "socialistas", una vez en el poder devuelven a las mujeres a sus roles tradicionales, y lo mismo sucedió en Irán tras la revolución iraní (actualmente la revista Zanan intenta recuperar el espacio político público que su gobierno les niega).



El término "feminismo islámico" viene dado por los observadores externos al movimiento en 1980, actualmente muchas mujeres prefieren no utilizar este término ya que hace referencia, en su opinión, a un concepto occidentalizado de pensamiento feminista con el que no se identifican.

Ndeye Andújar expuso las críticas que normalmente se enfrenta el feminismo islámico adelantándose al debate previsto para la última parte de su intervención:
- Desde el ámbito tradicional se les acusa de incorporarse a un movimiento occidental destructivo para el Islam.
- Los intelectuales reformistas, advierten que sólo una élite puede desempeñar la tarea de reinterpretar el Corán y no son mujeres.
- Tariq Ramadán (nieto de Hassan al-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes) añade que no todo el mundo puede ser "muytahid"/llevar a cabo el "iytihad" o esfuerzo por interpretar el Corán.
Y, por último, se les critica que se centren demasiado en la teoría y poco en la práctica.

La conferenciante destacó que los movimientos feministas deben observarse con una mente muy abierta ya que las fronteras entre ellos son difusas y muchas veces se mezclan entre ellos. Nos recuerda, por una parte, el caso de las investigadoras Hidayet Tuksal y el de Fátima Mernissi, turca y marroquí respectivamente, que trabajan en el estudio del Corán y la filtración de hadices, además del caso de la imama Amina Wadud y la tesis de Asma Barlas sobre el patriarcado en el Corán; y, por otra parte, las feministas islamistas, que apuestan por la igualdad política desde el punto de vista "complementario", es decir, que el lugar de las mujeres en el espacio público es el que les corresponde como mujeres y no el mismo que los hombres, ya que no son iguales.

Ndeye Andújar puso de relieve algo que ya había tratado también Asma Lamrabet, que es el procedimiento que utilizan las feministas islámicas para alcanzar una lectura igualitaria del Corán: se trata de discernir entre los valores universales y el mensaje coyuntural del texto, es decir, el que valía específicamente para la sociedad y contexto del profeta, en la Arabia del siglo VII, para elevar la interpretación hacia tres conceptos fundamentales: la unicidad, la justicia y la conciencia de Dios.



Actualmente hay organizaciones e intelectuales que ya trabajan por esta nueva interpretación teórica pero también en la práctica por la defensa de las mujeres musulmanas como STEPS en la India y Gayna Anwar en Malasya.
Para quien quiera más información, parte de su interesante intervención se encuentra en PDF, dentro del material para el Seminario en la siguiente dirección:
http://dfint.ua.es/es/documentos/congresos-cursos-y-actividades/el-feminismo-islamico-realidades-y-retos-de-un-movimiento-emergente.pdf
En ella hay una larga entrevista a Ziba Mir Hosseini , titulada: "Comprendiendo el feminismo islámico". Según los datos que presenta N. Andujar, Ziba Mir Hosseini, antropóloga de formación, nació en Irán y ahora reside en Londes, Ziba Mir Hosseini. Es una de las expertas en feminismo islámico más conocidas y es autora de numerosos libros sobre el tema, Actualmente se encuentra en el Centre for Islamic and Middle Eastern Law en la School of Oriental and African Studies de la London University.


En último lugar, intervino Abennur Prado -el único conferenciante hombre- quien introdujo la visión de lo masculino en el Islam a través de una perspectiva histórica en relación a la construcción de género como condicionante principal.



El modelo patriarcal establece que el hombre es el ser humano ideal y en consecuencia lo distinto está en un nivel inferior a este estado perfecto, de forma que se establecen relaciones de autoridad a partir del rol masculino (relacionado con la parte activa) y el rol femenino (parte receptiva o complementaria). El hombre y la mujer son parte del tawhid (unicidad) de forma que se complementan según esta interpretación. Abdennur Prado especificó cómo la interpretación patriarcal ha identificado tradicionalmente los nombres de Dios "de majestad" con el rol masculino y los "nombres de belleza" con el rol femenino. También se ha “masculinizado” la biografía del Profeta, destacando los valores guerreros frente a su sensibilidad, además de atribuirle la capacidad de satisfacer el apetito sexual irrefrenable de las mujeres (valores de origen preislámico).

Se ha considerado que la mujer y todo lo que la envuelve es peligroso y motivo de fitna o desestabilización de la umma y que sólo el pudor puede compensar su capacidad sexual. Así el encierro aparece como solución lógica al problema, según esta interpretación.. La consecuencia palpable de esta interpretación es la preeminencia de lo normativo sobre lo espiritual en el fiqh o derecho islámico de muchos países, que restringe los derechos de las mujeres musulmanas sobre esta base desigualitaria y la expresión clara es la misma segregación como culminación del proceso histórico patriarcal en la actualidad.

Tras la exposición tanto el conferenciante como los asistentes formularon numerosas preguntas alrededor de la masculinidad y los roles de género. Entonces se abrió un debate muy animado entre las diversas corrientes de pensamiento feminista insertadas en el público, algunos investigadores, y el propio Abdennur Prado, que cuestionaron argumentos e ideas expuestas el mismo día y también en anteriores sesiones. La mayoría de las dudas surgieron a partir del marco real en el que se construye el feminismo islámico actualmente y sus objetivos políticos para el futuro, una vez reconocido el discurso feminista en las instituciones públicas.

Patricia Olcina
Eva Lapiedra

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