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sábado, 15 de diciembre de 2012



Egipto: fuerte polarización ante el referendo constitucional



Entrevistado: Hany El Erian Radio Francia Internacional


En la víspera del referendo sobre el proyecto constitucional del presidente Mohamed Mursi, los opositores vuelven a manifestarse delante del Palacio Presidencial para pedirle que retire la consulta. Este texto polémico ha provocado episodios de violencia en la capital egipcia, originando una crisis política profunda.




Entrevista a Hany El Erian en Informativo 24 horas de Radio Nacional, "situación en Egipto"


Situación en Egipto, protestas por la reforma constitucional de Mursi y su discurso de esta tarde.
A partir del minuto 26:30

http://www.rtve.es/alacarta/audios/24-horas/24-horas-tercera-hora-06-12-12/1603406/


jueves, 25 de octubre de 2012





Entrevista de actualidad en R5 - La peregrinación a La Meca
(25/10/12)

Hany El Erian en Radio Nacional de España



El mundo musulmán está viviendo El Hash, el tiempo de peregrinación a La Meca, que reúne a millones de creyentes en la ciudad sagrada del Islam, uno de los preceptos de esta religión, viajar una vez en la vida a este sagrado lugar.

Vamos a hablar de este tema con Hany El Erian, profesor de estudios árabes e islámicos en la universidad de Alicante.

Esta fiesta, dice, "la celebran tanto sunies como chiitas", y en cualquier país Egipto, Pakistan, Irán independientemente de la corriente que profesan o siguen. "Es bastante grande para los musulmanes celebrar esta fiesta".
Considera que hay un aumento de las corrientes islamistas en los países de la ' Primavera Árabe' pero también avanza la corriente laica aunque tiene problemas.
"El modelo turco es perfectamente exportable es el ejemplo de muchos países como Túnez y Egipto".

El modelo saudí ha sido exportado a países musulmanes como los salafistas en Egipto pero no creo que llegue a aplicarse como allí (25/10/12).

http://www.rtve.es/alacarta/audios/entrevista-de-actualidad/entrevista-actualidad-r5-peregrinacion-meca/1561299/










martes, 18 de septiembre de 2012

Vino dulce de Amira Hassan. Cuarta parte.



Me desperté con un terrible dolor de cabeza y en ropa de andar por casa. Seguí recordando y me pregunté si no había sido más que una pesadilla, pero mi madre zanjó el asunto rápidamente cuando entró de sopetón en mi cuarto con una bandeja repleta de comida. Se dedicó a empapuzarme hasta producirme una indigestión. Me volví a dormir. “¿Cuántos días llevaba durmiendo? Ni idea. Me levanté y me fui al aseo. Mi madre me embutió más comida en la boca. Me fui otra vez al cuarto de baño y me metí un dedo en la boca para provocarme el vómito y disfrutar de un sueño tranquilo. – “Radi, ¿podría meterme un dedo en la boca y expulsarte de mis entrañas para siempre? ¿Por qué no eres beneficioso como la comida? 

He dormido en mi cama meditando profundamente: ¿Es la comida un ente, un ser? Y, si es un ser, ¿por qué no se mueve? ¿Acaso se trata de un ser inanimado, sin vida? ¿El vino es dulce o te quema? ¿Cuándo se ha casado Radi? Me he convencido a mi misma de que se casó antes de conocerme y eso me alivia. ¿Cuándo me enamoré locamente de Radi? ¿Estudiamos juntos en la Universidad? ¿Era mi vecino, o, estuve con él desde la guardería? Después recordé que yo no había ido a la guardería, así que descarté esta posibilidad. A lo mejor mi alma quería a Radi cuando pertenecía a otro cuerpo, antes de pasar al mío, o puede que mi alma fuera de una persona enamorada de otra persona que tenía el alma de Radi. ¿Cómo puedes ser, Radi, eterno y perpetuo hasta ese punto?

Cuando recuperé un poco las fuerzas lo primero que se me ocurrió fue que tenía que volver al trabajo. Le había echado mucho de menos, pues, incluso estando dormida, en mis sueños vagos, solo su imagen había introducido sucesos divertidos de vez en cuando. 

Cuando me miré en el espejo casi me da un síncope. ¿Cómo había perdido peso de ese modo? Tenía unas ojeras enormes y unas greñas de impresión. No podía ocultar el aspecto de mi cara ni con maquillaje, pero hice que mi pelo estuviera aceptable para enfrentarme a la gente. Me vestí y me fui a trabajar. Radi me recibió apesadumbrado. Le miré la mano pero no le vi ningún anillo de casado, aunque eso no era una prueba definitiva. Me preguntó con tristeza por mi salud y por cómo me encontraba, después se fue dándome la mano y se sentó lejos, observándome. Todas sus miradas decían que estaba loco por mí. Entonces, ¿por qué no me lo decía? ¿Por que no me lo dices, Radi? ¿Me amas? ¿Estás sentado ahora observándome con una expresión de ternura que no he visto en toda mi vida? ¿Estoy desvariando?


Me acerqué a él sintiendo que mi sangre, mezclada un día con vino tinto, me daba más valor. Me senté frente a él. Me miró con inquietud  y aumentó su turbación el hecho de que siguiera mirándole sin decir una palabra. No podía hablar, mi mirada vagaba por las rayas blancas de su camisa. Después observé que eran cuadros y no rayas y al seguir mirándola tan fijamente se convirtieron en un laberinto, como aquel del conejo que tenía que llegar hasta la zanahoria al que jugaba cuando era pequeña. Me acordé de mí de pequeña y sonreí con amargura. En ese momento comencé a pensar que Radi empezaba a sospechar que yo había perdido la razón. ¿Es que tenía mirada de loca? Me volví buscando mi cartera para sacar el espejito y asegurarme de que no tenía mirada de loca pero no lo encontré y me puse muy tensa. Radi puso su mano sobre la mía y me pidió que me tranquilizara un poco. Después me preguntó si buscaba algo y moví la cabeza negándolo. Me preguntó de nuevo que para qué había ido hasta su mesa, que qué quería  Guardé silencio un instante antes de preguntarle: “¿El vino es dulce?”.  [Continuará]

viernes, 7 de septiembre de 2012

Vino dulce de Amira Hassan. Tercera parte



Es un milagro que nadie observara en casa que me encontraba en una situación fuera de lo normal. Simulé que estaba enferma y me encerré en mi habitación. Mi cerebro bullía a toda velocidad. Querría ver a Radi ahora. Me había prohibido a mí misma, decenas de veces, pedirle el número de teléfono. Me obligué a meterme en la cama, apagué la luz y empecé a balancearme de derecha a izquierda, como si fuera un bebé que alguien acuna hasta que se queda dormido.
Estábamos sentados Radi y yo sobre el mar, pero era de color rojo. Me dijo que era vino tinto, y cogió una copa que tenía al lado. La llenó de agua de mar y me la ofreció. Su sabor era embriagador*. Entonces, el vino sabe dulce, Radi nunca me había engañado. La mezquina de mi amiga era posible que me engañara, pero Radi, no. Le pregunté: ¿el vino está dulce? Y me dijo: sí. Le volví a preguntar: ¿Tú me habías dicho antes que tenía un sabor dulce, azucarado? Se calló. Seguí observando los rasgos de su cara morena, y seguí conversando con él pero sin hablar. ¡Cuánto me gusta tu cara, Radi! Me miró con unos ojos que eran lo único que quería oír de él, después me besó. El sabor de sus labios era amargo, parecido al de la primera calada de un porro aunque sin ser desagradable sino todo lo contrario. Fue un beso breve pero gratificante. Apoyé la cabeza en su pecho y me quedé dormida, entonces me desperté.
            
Conviví con el sueño, aunque solo fuese un sueño, y para el dolor de cabeza me tomé un somnífero que me quitara el dolor de cabeza y, al mismo tiempo, hiciera pasar deprisa el tiempo que me quedaba hasta poder ver a Radi. Me fui a trabajar feliz a pesar del dolor de huesos que tenía por haber dormido tanto. Me puse a buscarlo y sentí que mi corazón se paraba cuando se me ocurrió que tampoco había venido hoy, hasta que lo vi que venía hacia mí. Se acercó una silla y se sentó a mi lado. Apoyó el brazo en la mesa y acercó su cara a la mía, como si buscara algo concreto. Le pregunté que qué hacía y me sorprendió con un beso que me hizo retroceder, caerme de espaldas y perder el conocimiento. Entonces me desperté.
Esta vez me desperté de verdad. Para asegurarme me di un cabezazo contra la pared, me pinché con un alfiler y me golpeé la cara. Entonces me vestí y me fui a trabajar y vi a Radi. Llevaba la camisa color crema de rayas blancas que me gustaba y estaba muy guapo. Le acompañaba una chica algo más joven que yo de la que decían que era su mujer. - “¿Cuándo te has casado, Radi?”

Tenía que quedarme sola para organizar mis ideas así que sutilmente salí al aseo. En el espejo me vi muy pálida, "¿Cómo no me había dado cuenta por la mañana de lo demacrada que estaba? ¿Cuándo se ha casado Radi?”¿Es que estaba casado y no lo dijo? ¿Entonces, por qué todos los de la oficina la tratan con tanta naturalidad? ¿Está Radi casado desde que le conozco? En ese caso tendría excusa, pero, ¿Y si se había casado con ella después de conocerme a mi? ¡Cómo se había atrevido!”

 Intenté exprimirme el cerebro para ver si recordaba haber conocido a Radi ya casado y me dio un fuerte mareo. Después todo a mi alrededor empezó a dar vueltas y me acordé de que llevaba dos días sin comer. Me alegré de, al menos, recordar algo. Me senté en el suelo antes de caerme y me dejé llevar. Cerré los ojos y oí el ruido de una puerta que se abría, y la voz de una chica que pronunciaba mi nombre, varias chicas que pronunciaban mi nombre en voz muy alta.  "Ya os oigo, idiotas, pero no puedo responder o no quiero responder. Por favor, dejadme así. ¿Cuándo te dejarán los que te rodean hacer lo que lo que te de la gana?” Me levantaron como un saco y me metieron en el coche de uno de ellos para llevarme a casa. Oía la voz de mi madre gritando, la voz de mi hermano sorprendido, la voz de mi madre balbuciendo a mi lado mientras me llamaba, la voz de Radi que me decía: “te quiero”, la voz de Radi que me decía: “te quiero”, la voz de Radi, la voz de Raaaaaaadi. [Continuará]


            

           * La autora juega continuamente con el doble sentido del término "musakkar" que significa dulce pero también transmite la idea de embriagador, que emborracha. De la misma raíz "skr" proviene la palabra "sukkar" (azucar) y sus derivados y la palabra "sakar" (bebida alcohólica) y sus derivados.


lunes, 2 de julio de 2012

Vino dulce de Amira Hassan (traducción). Segunda parte





Dos días después tuve el segundo sueño, todavía con la sensación de malestar que me había dejado el primero. Era una sensación sin lógica. Sentía que mi amor por Radi había aumentado y deseaba que me cogiera entre sus brazos como había hecho en el sueño pero no lo hizo. Ni siquiera había renunciado a su difícil tarea. Aquel día en el trabajo y antes de que tuviera el segundo sueño, decidió ponerme la mano en el hombro mientras me decía lo que tenía que hacer. ¿No os había comentado que tiene un cargo superior al mío? Si no os lo he dicho, pues ahora ya lo sabéis. Me puso la mano en el hombro mientras andaba a mi lado hablándome del trabajo con mucha inocencia. Su brazo era cálido y me provocó un escalofrío. Naturalmente notó mi confusión porque si no, ¿por qué sonrió levemente y le temblaron los labios? Terminó lo que estaba diciendo mientras observaba la agitación de mi pecho para calibrar por su experiencia hasta dónde llegaba mi confusión. Y, de vez en cuando, presionaban suavemente, con delicadeza, sus dedos sobre mi hombro. Cuando estuvo seguro de que yo había llegado a un nivel en el que no era lógico equivocarse - por lo menos en ese momento-, me quitó la mano del hombro, sonrió, me dio las últimas indicaciones y se alejó, feliz del trastorno hormonal que me había provocado.
Había dicho que esto ocurrió antes de mi segundo sueño. En esta ocasión yo no me vi en el sueño sino que lo hechos ocurrieron a mi alrededor. Normalmente estos sueños me impresionan más que los que salgo yo, porque me resultan más reales. Veía a Radi sentado en frente de mí leyéndome una poesía. Estábamos en una casa grande con un calefactor y una mecedora en la que él está sentado. Lee en voz alta. No logro distinguir lo que dice pero me siento muy a gusto. No importa lo que diga, lo importante es que es su voz. Sus finos labios siguen moviéndose despacio para que yo le entienda y levanta la ceja izquierda cuando le asombra una palabra al leerla. Los detalles del sueño se fueron reduciendo hasta quedar en uno sólo: su voz. La escuchaba, le veía, la tocaba y me reclinaba sobre ella. Mis nervios se relajaron por completo, como si hubiera perdido la conciencia. Acabé tumbada sobre su voz. Era suave, cómoda y cálida y me quedé dormida. Entonces me desperté.


         
  Conviví con el sueño, aunque solo fuese un sueño, y me fui a trabajar. Pero ese día no había venido Radi. Me sentí muy triste pero respiré con tranquilidad porque, durante un día entero, estaría en el trabajo con los nervios templados. Pero al final de la jornada no podía irme, tenía una única idea en la cabeza y era que tenía que verlo. Recordé que al día siguiente era fin de semana y que tampoco lo vería. Sentí que no podía salir por la puerta de la oficina con la misma sensación que un espíritu que tiene cuentas pendientes y se niega a abandonar el mundo de los vivos. Finalmente me fui, pero no a mi casa sino a casa de una amiga. Decidí ser sincera conmigo misma y como había decidido deprimirme me deprimí a conciencia. Cogí una botella que había sobre su escritorio que parecía de vino, después descubrí que era vino tinto. Me serví una copa y me senté junto a mi amiga. Estaba concentrada escribiendo en el ordenador. Me alegré de que estuviera ocupada pues así me dejaba mi espacio.
Me resultó áspero y me dejó una ligera sequedad en la boca. Pensaba que el vino tinto tenía un sabor dulce, ¿de dónde me había sacado esa idea? No lo recuerdo, o lo recordaba antes de beberme media botella, pero, de repente, me vino a la cabeza que fue Radi el que me lo dijo. Pero, cómo me había contado eso cuando su sabor era tan áspero, cómo me había engañado el muy miserable. Si me hubiera dicho la verdad habría bebido poco a poco, no de un solo trago. Después recordé que Radi y yo nunca habíamos hablado de vinos. Entonces, quién me había dicho que el vino era dulce como el azúcar. Le pregunté a mi amiga: ¿tú me dijiste que el vino tenía un sabor dulce? –no, me contestó. Entonces me dije: “seguro que ha sido Radi”. [Continuará]

martes, 26 de junio de 2012


Hany El Erian en Radio Nacional de España

(18/06/12)
Sin un claro vencedor en Egipto

Elecciones en Egipto. Los ciudadanos elegían Presidente con dos candidatos en lia: Mohamed Morsi y Ahmed Shafiq. El primero, perteneciente a los Hermanos Musulmanes, se atribuye la victoria con un 52% de los votos, frente al ex-primer ministro con Hosni Mubarak, que habría logrado el 48%. Lo que ocurre es que las últimas disposiciones de la Junta Militar que seguía gobernando el país abren un sinfín de interrogantes sobre las funciones del futuro Presidente y el proceso de transición en Egipto.
Nos acompaña en Radio 5, Hany El Erian, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.
"No está clara la victoria de los Hermanos Musulmanes porque falta el recuento de tres millones de votos aunque todo indica que sí". Vamos a encontrar una fuerte disputa entre el Legislativo y el Ejecutivo.
Los poderes del Presidente están limitados, se ha empezado la casa por el tejado. Sigue siendo Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas pero no puede iniciar una guerra sin consultar a la Junta Militar. A simple vista sí parece un golpe de Estado, Los Hermanos Musulmanes están en un momento de fuerte enfrentamiento con los militares."Los revolucionarios han votado a Morsi como candidato menos malo"


http://media9.rtve.es/resources/TE_SASUNTO/mp3/5/0/1340015121105.mp3


http://www.rtve.es/alacarta/audios/asunto-del-dia-en-r5/asunto-del-dia-r5-sin-claro-vencedor-egipto/1439951
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Entrevista: Hany Erian El Bassal en Radio Francia Internacional

29/5/2012

Confirman 2° vuelta entre islamista y ex figura del antiguo régimen

La Comisión Electoral egipcia anunció este lunes que Mohamed Morsi, candidato de los Hermanos Musulmanes, y Ahmad Shafiq, un ex primer ministro de Hosni Mubarak, disputarán la segunda vuelta de la elección presidencial del 16 y 17 de junio. La participación alcanzó el 46,2% de los electores.


El candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi (izq.),
se enfrentará en la segunda vuelta de la elección presidencial egipcia
al último primer ministro de Hosni Mubarak, Ahmad Shafiq, el 16 y 17 de junio.


El futuro de Egipto se jugará entre dos candidatos: el hermano musulmán Mohammed Morsi quien consiguió en la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 24 % de los votos y Ahmad Chafiq, el último primer ministro de Hosni Mubarak, el 23%.



Entrevistado: Hany Erian El Bassal, profesor egipcio de la Universidad de Alicante (España).





Entrevista: Hany El Erian el Bassal en Radio Francia Internacional

MIÉRCOLES 11 ABRIL 2012

La justicia egipcia suspende a la Comisión Constituyente


Un duro golpe a los islamistas que controlan esa instancia tras la deserción de los sectores más liberales. El Parlamento, que había nombrado a la comisión encargada de redactar la futura Constitución egipcia, va a apelar la decisión de la justicia. Un nuevo capítulo que añade incertidumbre e inestabilidad institucional a la era post Mubarak a un mes y medio de las elecciones presidenciales.




http://telechargement.rfi.fr.edgesuite.net/rfi/espagnol/audio/modules/actu/201204/VERSION_INTERNET_EGIPTO_Comision_constitucional.mp3


http://www.espanol.rfi.fr/africa/20120411-un-tribunal-egipcio-suspendio-la-comision-constituyente-encargada-de-redactar-una-nu

jueves, 21 de junio de 2012



El relato que presentamos se encuentra dentro del libro “Basta ya, Yusuf”, colección de relatos breves de la joven escritora egipcia, Amira Hassan Al-Dasuqi. Amira nació en 1985 en Gizah (Egipto) y se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad de Ayn Shams. Trabaja como periodista y en la elaboración de documentales. Sus relatos tienen como tema principal la lucha interna del individuo, el diálogo interior y el sufrimiento interno, que pasa desapercibido a los demás.

Tiene un blog:  amirahass.blogspot.com



Vino dulce 


Mis sentimientos hacia el amor y la muerte son coincidentes. Como ambos me producen miedo, me posee un irrefrenable deseo de probarlos. La muerte es algo terrible, el final de la vida, pero siempre he deseado saber qué me ocurrirá después. Por su parte, el amor es cruel y aterrador, pero ello no me impide querer disfrutar de momentos de amor, de descubrimiento y de placer. Cómo serán los preámbulos, quién tomará la iniciativa, la primera caricia, el primer beso, reconocernos por el olor de nuestros cuerpos, la muerte en el amor, y el amor hasta la muerte.

Las cosas fueron normales y soportables hasta que empezaron los sueños. Iba al trabajo a ver a Radi, me comportaba con él de la misma forma en la que había perseverado durante largo tiempo: interés creciente, miradas que hablaban por sí solas, el temblor de sus labios cuando me sonreía con embarazo, su mano apretando la mía cuando le saludaba, y el deterioro de mis nervios con el paso del tiempo.

 Todos sabemos –porque todos soñamos- que lo importante en el sueño no es solo lo que pasa sino lo que sentimos cuando soñamos porque, aunque lo que ocurra sea corriente y habitual, puede que lo sintamos de forma exagerada o que percibamos lo contrario a lo que debiéramos, porque los sueños, como todos sabemos, no tienen porqué ser lógicos.

En el primer sueño me veo a mi misma andando descalza por unas callejuelas de casas pequeñas de pocos pisos. Sus puertas de madera están llenas de polvo y telarañas y, en su interior tienen escaleras que siempre bajan. Siento nostalgia y miedo, un sentimiento puro de miedo a lo desconocido y a la falta de seguridad. Avanzo descalza entre gente que no me ve. Después aparece Radi con la camisa color crema con rayas blancas que tanto me gusta. Se dirige hacia mí y siento calor cuando me rodea con sus delgados brazos. Luego me coge como a una niña pequeña y me atrae con fuerza hacia su pecho. Miro al suelo por encima de sus hombros y observo cómo su larga estatura hace que haya una buena distancia entre el suelo y yo. Dejo caer la cabeza hacia atrás sintiéndome segura, un sentimiento puro de seguridad, y me quedo dormida. Entonces me despierto.

Me voy a trabajar y convivo con el sueño, a pesar de que es un sueño. Me gustaría ser de los que olvidan sus sueños o, por lo menos, ser de aquellos que lo que sueñan no les deja una fuerte huella en sus estados de ánimo. Cuando veo a Radi le sonrío agradecida por el abrazo de ayer.

[Continuará]


miércoles, 11 de abril de 2012

He visto Ramala (reseña)




Perteneciente a una de las familias más antiguas y numerosas de Palestina, Murid Barguti simboliza el destino de un pueblo marcado por el destierro. Nacido en el pueblo de Deir Gassane, próximo a Ramala, estudió en la Facultad de Letras de El Cairo, donde se especializó en lengua y literatura inglesas. La Guerra de los Seis días  hizo que Murid no pudiera volver a su tierra hasta treinta años más tarde. Si bien en un primer momento Barguti es conocido por sus divanes poéticos, su novela autobiográfica “He visto Ramala” le hizo valedor de la Medalla Naguib Mahfuz de Literatura en el 97.


A pesar de que el título hace referencia a su vuelta a Ramala, la obra de Barguti se centra más en el exilio y la realidad a la que debe enfrentarse el refugiado palestino. En su narración, el poeta palestino evoca imágenes y voces del pasado, habla de vidas perdidas y de los sentimientos de desplazamiento y desposesión de aquellos que han perdido su patria. “He visto Ramala” no es tan solo la experiencia del regreso a su ciudad natal, es la experiencia de toda una vida.

En la obra encontramos dos mundos unidos por una misma realidad. Un mundo físico, exterior, y el mundo psicológico, interior de Barguti. Así pues, a pesar de encontrarse el poeta en un lugar y tiempo determinados, vemos cómo constantemente nos transporta a otro lugar y época distintos. Recuerdos, sentimientos, reflexiones que no siguen una linealidad  temporal y que quedan confundidos con la historia principal, la de su llegada a Ramala.

Que se trata de un poeta es un hecho innegable, y más aún lo es su experiencia como poeta del verso libre. Su maestría como escritor queda patente en esta obra al no temer romper con las normas establecidas. Hay que tener muy presente que la literatura árabe ha permanecido durante siglos anclada en las formas y técnicas tradicionales. Así pues su novedad radica, por ejemplo, en introducir poemas a lo largo de la narración, construir frases de tan solo una palabra o incluso formular numerosas preguntas retóricas que se corresponden con sus pensamientos y que provocan que el lector repare en el contenido.  No obstante, su condición de poeta provoca que, en ocasiones, su narración se vuelva un poco enrevesada y se haga necesario parar la lectura y retroceder unas cuantas líneas para captar de nuevo el sentido de las palabras.

Vista de Ramala grabado en 1668 y publicado por François Halma en 1717

Por otra parte, la presente obra se encuentra impregnada, por fuerza, de un cierto componente político. Pero Barguti no se limita a echar la culpa de todo a los israelíes, sino que también realiza una autocrítica dirigida a la parte árabe. Sus palabras no se encuentran motivadas por ideales abstractos, vacíos de contenido, sino que por el contrario, son consecuencia de esa realidad vivida durante treinta años en el exilio.

A lo largo de toda la obra, Barguti no cesa de hacer mención a las personas fallecidas en el exilio o a aquellos mártires atravesados por metralla. Por mucho que uno quiera es imposible permanecer impasible ante lo relatado. “He visto Ramala” es, efectivamente, una de las mejores narraciones del exilio de la que disponemos hoy en día. En ella Barguti desnuda su alma y no teme mostrar sus sentimientos de alegría, pena, frustración, indignación… lo cual establece un vínculo con el lector, que ante lo expuesto es incapaz de mirar hacia otro lado. Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que su lectura no dejará a nadie indiferente.



 



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