«Junto a esta casa en la que fueron encontradas las coronas (Casa de los Reyes) existía otra casa en la que había 24 candados. Cuando un rey comenzaba a gobernar colocaba un candado tal y como habían hecho los que le habían precedido. Esto continuó hasta que llegó al gobierno Rodrigo, durante cuyo mandato fue conquistado al-Andalus. Unos días antes de que esto fuera fácilmente llevado a cabo dijo Rodrigo: “¡Por Dios que no moriré afligido por esta casa! Tengo que abrirla para saber qué hay en su interior”. Acudieron a él los cristianos, diáconos y obispos y le dijeron: “¿Qué quieres a cambio de la apertura de esta casa? Considera lo que estimas que hay en ella y tómalo de nosotros pero no nos hables de algo de lo que no habló ninguno de los reyes que te han precedido, siendo ellos gente que sabía y conocía aquello que construían” Rodrigo se negó a todo aquello que no fuera abrir la casa, tentando al destino, y encontró en ella un arca de madera. En su interior había imágenes de los árabes tocados con turbantes, portando arcos árabes y ciñendo espadas adornadas. En esta casa encontraron asimismo una escritura que decía: “Cuando se abra esta casa y se penetre en ella entrarán en este país aquéllos cuyos atributos y descripción es ésta y la poseerán y se harán con ella”. En ese mismo año tuvo lugar la conquista musulmana».Hernández Juberías, Julia, La Península Imaginaria. Mitos y Leyendas sobre al-Ándalus, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1996.
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