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domingo, 11 de abril de 2010
Une femme en colère. Lettre d´Alger aux Européens désabusés (reseña)
Wassyla Tamzali es una pensadora argelina, de madre española y de padre argelino, que murió asesinado en la guerra de la independencia argelina (24, 27-8). Ejerció como abogada en Argel y, a partir de 1980, y durante veinte años, dirigió el programa sobre la condición de las mujeres de la UNESCO. Ha trabajado mucho en favor de las prostitutas. Después regresó a Argelia. Tiene otro libro titulado "Une education algerienne", publicado también por Gallimard en 2007.
En su libro ella se declara de cultura musulmana, laica, librepensadora y feminista. Su identidad es conflictiva, excolonizada, que se ha ido forjando en las luchas de liberación, contra el enemigo, una lucha entre la pertenencia y el deseo de libertad.
“Envidio aquellos que viven en la ligereza del ser” (p. 30), escribe, ya que su propia identidad es un reto por el hecho de vivir la dualidad musulmán/laico-librepensador.
Respondiendo a la pregunta sobre su identidad declara también:
“soy del clan de aquellas mujeres y de aquellos hombres ávidos de libertad que, aunque pertenezcan a un país y a una historia, no dudan en entablar un combate contra la cultura, las tradiciones y los usos políticos de sus sociedades, cuando se oponen a esta libertad” (p. 34)
Pero añade que “Para ciertos de mis-amigos-europeos-intelectuales-de izquierda-en-su-mayoría” la respuesta [sobre mi identidad] es clara: yo soy un clon de la civilización occidental, un sub-producto, particularmente de Francia, cuya lengua utilizo.”
Esa identidad de “musulmana laica”, difícil de encasillar, le hace sentirse ignorada – a ella y a las que piensan o se definen como ella- en los debates identitarios:
“nuestra ausencia en el terreno de la identidad explica el lugar ganado por los movimientos religiosos que responden a la cuestión de la identidad y la convierten en base de sus reclutamientos.” (p. 39)
Su libro, tal y como dice el subtítulo es una carta, un alegato dirigido a los intelectuales de izquierda europeos, defensores de la idea de justicia e igualdad pero que ahora han pasado a defender un discurso culturalista y relativista, debido –según la autora- a un sentido de culpabilidad y por el desencanto reinante (74-5). Ella critica toda una serie de conceptos que tiene como base la idea de cultura como interculturalidad, multiculturalidad, mestizaje cultural y movimiento post-colonial.
Es decir, su misiva entra de lleno en el tema, tan de actualidad, del enfrentamiento entre los valores universalistas y los relativistas y la autora hace una defensa a ultranza de los primeros frente a los segundos.
“Nuestra época ya no es la del principio de igualdad en derechos de todos los seres humanos, y de todas las naciones grandes o pequeñas, sino la del descubrimiento de su identidad, de su cultura, cuyo sentido se deja a la apreciación de cada uno. Libertad-igualdad es un viejo eslogan que ya no tiene la capacidad de hacer avanzar la historia” (p. 46).
Constata, pues, una vuelta a una visión esencialista propia del post-orientalismo pero no comparte la idea, cada vez más extendida, de que la universalidad ha muerto. (p. 43, 64)
Veamos ahora, brevemente, sus ideas sobre cultura, feminismo y laicismo. A todo lo largo de la carta de Wassyla Tamzali el concepto de libertad está muy presente. Por ejemplo, en su definición de cultura: “La cultura –dice- es aquello que me permite no ser lo que soy” (p. 74). Es decir, un concepto abierto y libre de “cultura”, no concebida como las ataduras de las costumbres y tradiciones que determinan y esencializan, convirtiendo al ser humano en algo inalterable, siempre igual a sí mismo, que perpetúa una esencia inmutable. Mientras que del feminismo de una definición muy breve pero contundente: se trata de la libertad de la mujer de disponer de su propio cuerpo(115).
“Soy parte de esa corriente de pensamiento que considera que la única vía para la emancipación de las mujeres musulmanas es el feminismo laico y universalista” (p. 125).
Por eso critica en su misiva que la tolerancia en Francia se haya convertido en relativismo cultural. “En Francia, en España, en Italia, el tratamiento sexista de las mujeres es tolerado cuando es reivindicado y practicado por poblaciones venidas de otros lugares (p. 20).Pero es consciente de que “Estas sociedades(las árabes y musulmanas), a penas salidas de los años sombríos del colonialismo, se han lanzado al resentimiento hacia Occidente y hacia los valores occidentales, en particular el feminismo que se encuentra así en el corazón de la guerra de culturas” (p. 36).
La autora -ya que la religión ha invadido el espacio público- quiere situar el debate en el espacio público y político. Para ella el pensamiento feminista es primero un pensamiento político (p. 141).
Respecto al velo, lo considera una práctica de segregación sexista. La cultura del harén, extrapolada al espacio público. Además de contra el velo, Wassyla arremete contra el feminismo islámico: “¿Qué es el feminismo islámico sino el ejemplo de una impostura fundada sobre la utilización aberrante de la historia de las luchas de las mujeres?”(p. 115). Lo combate fervientemente y habla de la creación del Movimiento por la Igualdad (Musawah) que celebró su primer congreso en Malasia en 2009. Participaron 400 mujeres venidas de países musulmanes y de minorías musulmanas de todos los continentes. Se autodenominó así para tomar la necesaria distancia de la religión, a través de una denominación sin ninguna referencia identitaria ni comunitaria (p. 145)[Véase su página web: www.musawah.org].
Igualmente combate el islamismo, al que considera no un retorno a la tradición, como se suele decir, sino un fenómeno contemporáneo. Distingue el Islam de sus abuelos tolerante, tranquilo, tradicional, del politizado e instrumentalizado por los islamistas. Y ve de forma muy negativa cómo se van haciendo sitio en Europa, gracias al laicismo y la democracia (p. 88). Critica esa defensa que se hace desde Europa del “islamismo moderado”. Para ella no es moderado si no condena el crimen de apostasía, si no combate el hecho de que una musulmana no se pueda casar con un musulmán…(117). La laicidad va unida a la libertad de conciencia. Denuncia las maniobras del islamismo moderado cuyos seguidores se hacen pasar por demócratas y laicos pero que no lo son en absoluto(134). Pone como ejemplo significativo a Tariq Ramadan. Frente a estos, cita a los nuevos pensadores del Islam, que han ejercido y ejercen una crítica de la razón islámica, como el argelino Muhammad Arkoun o el tunecino Abdelmadjid Charfi, pero que no se pueden expresar en sus propios países o tienen que vivir fuera de ellos. Ella defiende recuperar el pensamiento islámico en lo que tiene de más innovador, de humanista.
Y voy a terminar con una cita más, que aparece ya al final de su libro y que expresa su malestar y el porqué de su escritura como “mujer enojada”:
“Y nosotras, feministas de países llamados árabo-islámicos, hoy innombradas por unos e innombrables por otros, expulsadas por los de nuestro lado como extranjeras e invisibles a vuestros ojos, estamos condenadas a la soledad (p. 147).
Wassyla Tamzaly, Une femme en colère. Lettre d´Alger aux Européens désabusés, París, Gallimard, 2009. [Una mujer airada. Carta desde Argel a los Europeos desilusionados]
El lunes 19 de Abril, a las 12 de la mañana en el Salón de Grados del Edificio C de Filología y Letras, tendremos el placer de contar con la presencia de la autora, que nos hablará de su libro y podremos preguntarle y debatir con ella sobre este tema tan interesante. La traducción consecutiva correrá a cargo de la traductora, intérprete y especialista en mediación social intercultural Naima Benaicha.
LA CONFERENCIA HA QUEDADO ANULADA PORQUE LA AUTORA NO PODRÁ LLEGAR A LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE DESDE PARÍS POR PROBLEMAS AÉREOS DEBIDO A LAS CENIZAS DEL VOLCÁN. PROBABLEMENTE VENDRÁ LA PRIMERA SEMANA DEL MES DE JUNIO. SE COLGARÁ LA INFORMACIÓN EN CASO DE SER ASÍ.
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