No hablamos de un conjunto de tribus nómadas provenientes de la estepa mongola sin ninguna experiencia en tácticas militares sino en un ejército con un alto grado de profesionalización, ya que, la destreza en la guerra era uno de los principios que regía la vida en la estepa del siglo XII.
Tras unificar las distintas tribus mongolas, se hico necesario la implantación de nuevos “códigos” o normas para mantener unido al ejército y sobre todo mantenerlo leal a el Khan. Aunque, en un principio estas reformas que recaían sobre arraigadas costumbres bélicas, como el saqueo antes de la conquista, no fueron a gusto de todos y no pocos abandonaron a su Khan. Cuando en 1206 Temuyin se nombra Genghis Khan, muchas de estas reformas ya están más que integradas en el modo de de vida, aunque, a medida que el imperio mongol se ampliaba, otras se fueron implantando.
Una de las innovaciones que implantó Genghis fue el sistema decimal en su ejército. Este nuevo sistema de organización de tropas garantizaba una mayor movilidad y velocidad, característica esta de las más admiradas de su ejército. Se dice que en tres días su ejército podía recorrer unos 400 kilómetros, quizás hoy en día no parezca extraño, pero en el siglo XIII era algo inaudito.El citado sistema decimal constaba de diferentes escuadrones: El arban, estaba compuesto por diez soldados, un Zagún por 100, un Mingam por 1000 y un Tumen por 10000. Los diez hombres que conformaban un argan, formaban parte de diferentes etnias, etnias que en muchos casos habían sido rivales durante años. Así Genghis dotaba de un sentimiento de hermandad a esos soldados que luchaban ahora codo a codo. Es esta una muestra más del pragmatismo de Genghis Khan.
La extensión del imperio mongol aumentaba gradualmente. Se hizo así necesaria, la implantación de un sistema de comunicaciones capaz de llevar mensajes a cada rincón del imperio: Los jinetes flechas (yam). La población local era la encargada de suministrar las postas. Para estas eran necesarias unas 25 familias. En las postas los jinetes obtenían alimento y ell refresco de su montura. Entre posta y posta había aproximadamente unos 35 kilómetros y se cree, que eran necesarias unas 64 postas para atravesar Mongolia.
Otra de las curiosidades del ejército mongol es que no poseían infantería propia. Hablamos de una caballería sumamente especializada y como ya mencionamos anteriormente, con una movilidad sin precedentes. Esta movilidad, no se debe tan solo a la experiencia inherente a la etnia mongola en este sistema de transporte, ni que su formación como jinetes empezaba a muy temprana edad, antes incluso que los niños mongoles llegasen a los estribos, sino a que, como nómadas, tantos los caballos como los jinetes eran capaces de desplazarse grandes distancias sin necesidad de transportar útiles innecesarios, ya bien para cocinar u otros menesteres. No era necesaria la movilización de caravanas, ya que, los caballos se alimentaban de los pastos que encontraban, al igual que sus jinetes, expertos cazadores. Las crónicas cuentas que los jinetes mongoles, tras una breve partida de caza, guardaba la carne obtenida bajo su montura que, a medida que estos cabalgaban se iba adobando. También comían una especie de pasta seca que se diluía en aga y proporcionaba abundantes proteínas.
Hay que decir que los jinetes mongoles contaban con unas cuatro monturas por cabeza para sus desplazamientos, que iban alternando para mantener así el ritmo y la velocidad antes citada.
Genghis también desarrolló un efectivo sistema de espionaje que le permitía conocer con exactitud lo que estaba sucediendo en cualquiera de los países limítrofes.
Los avíos que conformaban al soldado se limitaban a los necesarios para el combate y poco más como; arco y carcaj, espada corta y daga, escudo de mimbre, jabalina, casucha de seda vasta (como protección) y una alforja de cuero impermeable para vadear los ríos.
Cada invierno, Genghis organizaba una gran cacería, con el fin de mantener activos a sus soldados, pulir las asperezas que surgían en las campañas entre estos y sobre todo, mantenerlo unido. La cacería suponía en muchos casos el modo de vida, junto con el pastoreo y el pillaje, es así como existe un gran bagaje común en cuanto a tácticas de caza que, Genghis va saber extrapolar a la guerra.
Pero sin duda la gran arma de los mongoles, la que más puertas de ciudades les abrió, ha sido la psicológica del terror, terror que iban difundiendo a su paso, ya bien por historias de boca en boca como por la impresión de relatos en papel.
Y una muestra de ese trabajo tan logrado es que, ha llegado hasta nuestras días esa imagen de un ejército sanguinario, cruel y sin ningún tipo de escrúpulos que Genghis contribuyó a forjar de su ejército con una más que clara intención. Y es cierto que esa fama está escrita con sangre pero, debemos tener en cuenta que las matanzas indiscriminadas en el siglo XIII no eran ni mucho menos exclusiva de los mongoles
Isaac Asimov en su obra titulada Historia y cronología del mundo hace una reflexión a este propósito:”A medida que los mongoles se aproximaban, las ciudades se entregaban. Esto sirvió para salvar muchas vidas, y quizá fuera ése el propósito de Genghis Khan” (pág. 226)
En cuanto a las innovaciones tecnológicas con fines bélicos, no encontramos nada íntegramente mongol, sino una capacidad de absorber el saber y conocimientos de los pueblos y civilizaciones conquistadas. También aprendió de las culturas de los pueblos; astronomía, poesía, música, filosofía, pintura, eran, todas esas artes ajenas a la esencia mongol, Genghis supo amarlas y usarlas en su beneficio.
No se puede hablar que todas estas innovaciones, características y adaptaciones fueran ya desde un comienzo, sino que, fueron adaptándose a las nuevas realidades surgidas a medida que crecían las conquistas, se extendía del imperio y aparecían nuevos hallazgos tecnológicos y formas de hacer la guerra. La adaptación a las nuevas exigencias que conllevaba el aumento de la población y el dominio de geografías diversas.
Este despilfarro de creatividad aplicada a la guerra del que Genghis hace gala, más otras muchas más innovaciones, que supondrían muchos más párrafos, contribuyen a forjar a uno de los genios militares más importantes de nuestra historia.