Las respuestas de los juriconsultos habían seguido siempre –con algún matiz- la dirección del derecho malikí: los musulmanes tienen estrictamente vedada la estancia en el territorio de los infieles (dar al-kufr), en esencia porque las costumbres de éstos les contaminarían y harían debilitar su fe. Por tanto, la emigración hacia territorio islámico (dar al-islam) era indispensable y una obligación para el creyente. Sorprendentemente, y de forma casi contemporánea a un nuevo llamamiento a la obligación por parte del gran al-Wansharishí, el muftí de Orán autoriza la permanencia de musulmanes entre cristianos, dándoles licencia para hacer pública manifestación de cristianismo y al tiempo mantener viva la llama de su fe en secreto.
Por obvias razones los moriscos acogieron con profundo interés este documento, que tradujeron de su original árabe, copiaron en castellano y lo transliteraron, aljamiándolo, con las letras del alifato árabe, durante la segunda mitad del siglo XVI. Pese a que entre los moriscos existía una mala conciencia de la precariedad de su creencia y ceremonias islámicas, el documento del muftí de Orán daba carta de naturaleza a su existencia de musulmanes en tierras cristianas.
Este texto ha sido asimismo tomado por algunos investigadores modernos como la prueba de la existencia de la taqiyya o encubrimiento de la fe, como llave maestra de la vida de los moriscos, aunque otros se resisten a hacer de ese concepto –usual entre chiíes, mucho más excepcional entre suníes- un puntal de la vida morisca.
Finalmente, el documento del muftí de Orán ha vuelto a ponerse de actualidad desde hace unos años debido a que la cuestión del desarrollo de la vida musulmana en una sociedad no islámica está siendo discutida en el marco actual de la presencia importante de población musulmana en las sociedades europeas. Algunos de las autoridades islámicas de más eco entre esta población, como Tariq Ramadan o Yusuf al-Qaradawi, se han ocupado de este asunto, mientras que aparecen continuamente reflexiones y pronunciamientos sobre la cuestión.
La versión que sigue ha sido tomada de: Pedro Longás, La vida religiosa de los moriscos, Madrid, 1915; n. ed., Granada, 1990, pp. 305-307.
Respuesta que hizo el muftí de Orán a ciertas respuestas que hicieron desde la Andalucía
A nuestros hermanos, los que están encogidos sobre su religión, como quien está encogido sobre las brasas.
Mantened la oración, aunque lo hagáis por medio de señas.
Pagad el azaque, aunque sea haciendo mercedes a los pobres, y aunque lo deis con vanagloria; pues Dios no ha de atender a vuestra actitud exterior, sino a la intención de vuestros corazones.
Para cumplir con la purificación, os bañaréis en la mar o en el río; y si esto os fuese prohibido, hacedlo de noche, y os servirá como si fuese de día.
Haced el atayamum, aunque sólo sea frotando las manos en la pared; y si esto no fuera posible, procurad dirigir la vista a la tierra o la piedra que os pudiera servir, con intención de hacerlo.
Si a la hora de la oración se os obligase a ir a adorar los ídolos de los cristianos, formaréis intención de hacr la tacbira del alihram, y de cumplir vuestra oración; y vuestra mirada se dirigirá hacia los ídolos cuando los cristianos lo hagan; mas vuestra intención se dirigirá a Dios, aunque no estéis situados de cara hacia la alquibla, a la manera que hacen oración los que en la guerra se hallan frente al enemigo.
Si os fuerzan a beber vino, bebedlo, apartando toda intención de cometer vicio.
Si os obligan a comer cerdo, comedlo, purificando vuestra intención, y reconociendo su ilicitud, lo mismo que respecto de cualquier otra cosa prohibida.
Si os casan con sus mujeres, estimadlo cosa lícita, pues ellos profesan una religión revelada. Y si os obligan a casar con ellos vuestras mujeres, haced patente que tal cosa está prohibida, y que obráis forzados, y que, si tuvieseis poder para ello, lo cambiaríais.
Si os obligan al logro o usura, hacedlo, purificando la intención y pidiendo perdón a Dios.
Si os colocan en la balanza de la infidelidad y os es posible disimular, hacedlo así, negando con el corazón lo que afirméis con vuestras palabras, al obrar forzados.
Y si os dicen que denostéis a Mahoma, denostadlo de palabra y amadlo a la vez con el corazón, atribuyendo lo malo a Satanás o a Mahoma el judío.
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Si os dicen que Jesús murió en la cruz, atribuiréis esto a honra que Dios quiso hacerle, a fin de ensalzarlo a lo alto de los cielos.
Y todo cuanto os ocurra de trabajos, escribir a Sus, y haremos cuanto esté de nuestra parte para resolver vuestra dudas.
La paz de Dios sea con todos los muslimes. Amén.
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