“Hay también una cuestión de honradez intelectual al considerar la historia global, que es importante tanto para una mayor comprensión del pasado de la humanidad (lo que no es poca cosa) como para superar el persistente y falso sentido de amplia superioridad de Occidente, que contribuye al enfrentamiento identitario de manera totalmente gratuita. Por ejemplo, así como recientemente ha habido cierta discusión –con razón- acerca de la necesidad de que las personas de origen inmigrante que se encuentran en Europa o en los Estados Unidos aprendan más acerca de la civilización occidental, muy poco se ha reconocido la importancia de que los “viejos británicos”, los “viejos alemanes”, los “viejos estadounidenses”, entre otros, aprendan más sobre la historia intelectual de nuestro mundo.
A lo largo de la historia no sólo ha habido logros extraordinarios en distintas partes del mundo en campos diversos –desde la ciencia, la matemática y la ingeniería hasta la filosofía y la literatura-, sino que las bases de muchas de las características de lo que ahora se denomina “civilización occidental” y “ciencia occidental” estuvieron sumamente influidas por las contribuciones de los diferentes países … Las teorías culturales o civilizacionales que hacen caso omiso del papel de “otras” sociedades no sólo limitan el horizonte intelectual de los “viejos europeos” o los “viejos estadounidenses” y dejan su educación fragmentada de un modo extraño, sino que también dan a los movimientos antioccidentales una sensación falaz de separación y conflicto que contribuye a dividir a las personas a lo largo de una línea de entrentamiento “Occidente-antioccidente” sumamente artificial.”, en [Amartya Sen, Identidad y violencia. La ilusión del destino, Katz editores, Madrid, 2007, p. 242]
A lo largo de la historia no sólo ha habido logros extraordinarios en distintas partes del mundo en campos diversos –desde la ciencia, la matemática y la ingeniería hasta la filosofía y la literatura-, sino que las bases de muchas de las características de lo que ahora se denomina “civilización occidental” y “ciencia occidental” estuvieron sumamente influidas por las contribuciones de los diferentes países … Las teorías culturales o civilizacionales que hacen caso omiso del papel de “otras” sociedades no sólo limitan el horizonte intelectual de los “viejos europeos” o los “viejos estadounidenses” y dejan su educación fragmentada de un modo extraño, sino que también dan a los movimientos antioccidentales una sensación falaz de separación y conflicto que contribuye a dividir a las personas a lo largo de una línea de entrentamiento “Occidente-antioccidente” sumamente artificial.”, en [Amartya Sen, Identidad y violencia. La ilusión del destino, Katz editores, Madrid, 2007, p. 242]
No hay comentarios:
Publicar un comentario