
Lalla realiza una fotografía crítica contra la represión e invisibilización de la mujer araboislámica, un trabajo valiente y arriesgado.
Utiliza la caligrafía árabe en sus obras, cubre a sus mujeres con esta caligrafía con el fin de otorgarles de alguna manera la voz que se les niega a las féminas sólo por pertenecer a un género subordinado y sin poder. Esta apuesta es arriesgada, como ya decía antes, ya que recordemos que este tipo de caligrafía no puede ser realizada por mujeres. Aún así Lalla plasma su propia vida y experiencias en los cuerpos y vestiduras de sus modelos mostrando su carácter rebelde y crítico, haciendo un tipo de arte tan provocativo como este y criticando un sistema opresivo con la combinación de tres elementos ropa, caligrafía y mujer, todo ello sumergido en una estética arabomusulmana, estética repleta de estereotipos radicales que se vuelven fluidos y cambiantes en la diáspora que crea esta artista en su obra.


Estas caligrafías garabateadas en cuerpos femeninos crearían una gran indignación en la sociedades árabes llegando hasta el punto de que Theo Van Gogh fue asesinado a manos de un integrista islámico en Holanda.
Llalla juega con un estilo más sutil menos agresivo, menos radical pero su performance contiene los elementos clave de una crítica austera y con personalidad, una crítica valiente y dura pero a la vez exquisita en su conjunto.

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